MOVIMIENTO SLOW

El movimiento “slow” empezó como rechazo a la multitud de restaurantes de comida rápida que proliferaban, a partir de los años 80, por todo el planeta. Carlo Petrini, fundador del movimiento Slow Food, fue uno de los precursores: !La comida mediterránea no podia ser rápida!

Aunque el movimiento slow empezó y ha seguido centrado en la comida se ha ido extendiendo a otras actividades. De hecho, es una invitación implícita a la reflexión. Reflexionar necesita tiempo porque el que no reflexiona cae en sus antónimos: irreflexión, insensatez, negligencia, imprudencia… De ahí surge, por ejemplo, el Slow Journalism o Periodismo lento que intenta esquivar el tweet rápido con el que nos llegan las noticias que olvidamos a la misma velocidad.

En las propias letras de SLOW se ha visto definida su filosofia: S (sostenible), L (local) O (orgánico) W (whole, entero, íntegro)

El ámbito que ocupa KIMU, el diseño y la moda, también se ha visto revisado desde el movimiento slow: Kate Fletcher, en 2007, popularizó el término Moda Lenta. El estilo de moda lenta se basa en los mismos principios del movimiento de la comida lenta, como la alternativa a la ropa producida en masa, también conocida como moda rápida. Algunos ejemplos de prácticas de moda lenta incluyen:

  • Oponerse a la «moda rápida» o «McFashion» producida en masa.
  • Elegir productos artesanales para apoyar a las empresas más pequeñas, el comercio justo y la ropa de fabricación local.
  • Comprar ropa de segunda mano o vintage y donar prendas no deseadas.
  • Elección de prendas confeccionadas con tejidos sostenibles, fabricados éticamente o reciclados.
  • La elección de prendas de calidad que durarán más tiempo, trascenderá las tendencias y se podrá reparar.

Este espíritu es el que me ha guiado durante todo este tiempo. Los hastags como: moda «sostenible», «eco», «verde» y «ético» buscando «calidad sobre cantidad» son los referentes que quiero que posicionen Kimu.

La verdad, ahí estamos todos intentando desacelerar un poco nuestra vida, nuestro ritmo a pesar de todo: el trabajo nos roba más de un tercio de nuestro tiempo sin contar con lo que tardamos en desplazamientos. Necesitamos nuestras horas de sueño, ocho como mínimo dicen. Nos queda comprar, cocinar, limpiar, realizar gestiones, atender a nuestros mayores, a los niños, a las parejas, a nosotros mismos… En fin, que os voy a contar.

Os deseo una semana relajada y feliz.

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